Bloque 2 (Versión 3)



Bloque 2: Textos folclóricos. Selección y adaptación

En primer lugar comienzo mi entrada indicando lo que he aprendido de lo que son los textos folclóricos, ya que cuando he empezado este trabajo no tenía este conocimiento:


Como su nombre indica viene de Folclore, hace referencia a diferentes aspectos de la cultura popular. Las tres características fundamentales del folclore son: el anonimato (ya que un texto tiene tantos autores como personas lo han narrado a lo largo de los siglos hasta el momento en que alguien lo fijó a través de la escritura), la oralidad y la multiplicidad de variantes.

Me parece muy interesante que en clase se sigan tratando estos textos porque me parece que son muy “nuestros”, algo que forma parte de nuestra cultura. Y me doy cuenta, ahora que soy madre, que las cosas permanecen si nosotros le damos continuidad. Por ejemplo mis hijos se saben mucho mejor la canción de “cuchara-tenedor-plato hondo…” que creo que no he cantado hasta que he tenido 30 años, que canciones como “Susanita tiene un ratón”… Yo recuerdo a mi abuela, maestra de las de antes, de utilizar la pizarra para enamorar a los alumnos, con una letra perfecta que ahora la gente intenta imitar y denomina “lettering”, como nos contaba historias, historietas, cuentos, fábulas de cualquier tema. Siempre había uno a colación de lo que estábamos viviendo.

 
Por lo que he leído en la Teoría de la asignatura veo que, con cierta pena, estos textos se han ido relegando a lo infantil, cuando durante muchos años era la única forma en la que se transmitía la cultura, la vida de un pueblo, la historia de su gente. Y con cierta pena también reflexiono sobre lo mucho que me ha costado pensar en 3 textos. Seguramente alguno de nuestros abuelos nos hubiera enumerado cien al momento y sin dudar.
 

Empezaré mi elección con Pulgarcito, recogido entre otros por Jacob Karl Grimm y Wilhelm Grimm.

 
Érase una vez un pobre campesino. Una noche se encontraba sentado, atizando el fuego, mientras que su esposa hilaba sentada junto a él. Ambos se lamentaban de hallarse en un hogar sin niños.

-¡Qué triste es no tener hijos! -dijo él-. En esta casa siempre hay silencio, mientras que en los demás hogares hay tanto bullicio y alegría...

-¡Es verdad! -contestó la mujer suspirando-. Si por lo menos tuviéramos uno, aunque fuese muy pequeño y no mayor que el pulgar, seríamos felices y lo querríamos de todo corazón.

Y entonces sucedió que la mujer se indispuso y, después de siete meses, dio a luz a un niño completamente normal en todo, si exceptuamos que no era más grande que un dedo pulgar.

-Es tal como lo habíamos deseado. Va a ser nuestro hijo querido.

Y debido a su tamaño lo llamaron Pulgarcito. No le escatimaron la comida, pero el niño no creció y se quedó tal como era en el momento de nacer. Sin embargo, tenía una mirada inteligente y pronto dio muestras de ser un niño listo y hábil, al que le salía bien cualquier cosa que se propusiera.

Un día, el campesino se aprestaba a ir al bosque a cortar leña y dijo para sí:

-Ojalá tuviera a alguien que me llevase el carro.

-¡Oh, padre! -exclamó Pulgarcito- ¡Ya te llevaré yo el carro! ¡Puedes confiar en mí! En el momento oportuno lo tendrás en el bosque.

El hombre se echó a reír y dijo:

-¿Cómo podría ser eso? Eres demasiado pequeño para llevar de las bridas al caballo.

-¡Eso no importa, padre! Si mamá lo engancha, yo me pondré en la oreja del caballo y le iré diciendo al oido por dónde ha de ir.

-¡Está bien! -contestó el padre-, probaremos una vez.

Cuando llegó la hora, la madre enganchó el carro y colocó a Pulgarcito en la oreja del caballo, donde el pequeño se puso a gritarle por dónde tenía que ir, tan pronto con un "¡Heiii!", como con un "¡Arre!". Todo fue tan bien como si un conductor de experiencia condujese el carro, encaminándose derecho hacia el bosque.

Sucedió que, justo al doblar un recodo del camino, cuando el pequeño iba gritando "¡Arre! ¡Arre!" , acertaron a pasar por allí dos forasteros.

-¡Cómo es eso! -dijo uno- ¿Qué es lo que pasa? Ahí va un carro, y alguien va arreando al caballo; sin embargo no se ve a nadie conduciéndolo.

-Todo es muy extraño -dijo el otro-. Vamos a seguir al carro para ver dónde se para.

Pero el carro se internó en pleno bosque y llegó justo al sitio donde estaba la leña cortada. Cuando Pulgarcito vio a su padre, le gritó:

-¿Ves, padre? Ya he llegado con el carro. Bájame ahora del caballo.

El padre tomó las riendas con la mano izquierda y con la derecha sacó a su hijo de la oreja del caballo. Pulgarcito se sentó feliz sobre una brizna de hierba. Cuando los dos forasteros lo vieron se quedaron tan sorprendidos que no supieron qué decir. Ambos se escondieron, diciéndose el uno al otro:

-Oye, ese pequeñín bien podría hacer nuestra fortuna si lo exhibimos en la ciudad y cobramos por enseñarlo. Vamos a comprarlo.

Se acercaron al campesino y le dijeron:

-Véndenos al pequeño; estará muy bien con nosotros.

-No -respondió el padre- es mi hijo querido y no lo vendería ni por todo el oro del mundo.

Pero al oír esta propuesta, Pulgarcito trepó por los pliegues de la ropa de su padre, se colocó sobre su hombro y le susurró al oído:

-Padre, véndeme, que ya sabré yo cómo regresar a casa.

Entonces, el padre lo entregó a los dos hombres a cambio de una buena cantidad de dinero.

-¿Dónde quieres sentarte? -le preguntaron.

-¡Da igual ! Colocadme sobre el ala de un sombrero; ahí podré pasearme de un lado para otro, disfrutando del paisaje, y no me caeré.

Cumplieron su deseo y, cuando Pulgarcito se hubo despedido de su padre, se pusieron todos en camino. Viajaron hasta que anocheció y Pulgarcito dijo entonces:

-Bajadme un momento; tengo que hacer una necesidad.

-No, quédate ahí arriba -le contestó el que lo llevaba en su cabeza-. No me importa. Las aves también me dejan caer a menudo algo encima.

-No -respondió Pulgarcito-, yo también sé lo que son las buenas maneras. Bajadme inmediatamente.

El hombre se quitó el sombrero y puso a Pulgarcito en un sembrado al borde del camino. Por un momento dio saltitos entre los terrones de tierra y, de repente, se metió en una madriguera que había localizado desde arriba.

-¡Buenas noches, señores, sigan sin mí! -les gritó con un tono de burla.

Los hombres se acercaron corriendo y rebuscaron con sus bastones en la madriguera del ratón, pero su esfuerzo fue inútil. Pulgarcito se arrastró cada vez más abajo y, como la oscuridad no tardó en hacerse total, se vieron obligados a regresar, burlados y con las manos vacías.

Cuando Pulgarcito advirtió que se habían marchado, salió de la madriguera.

-Es peligroso atravesar estos campos de noche -pensó-; sería muy fácil caerse y romperse un hueso.

Por fortuna tropezó con una concha vacía de caracol.

-¡Gracias a Dios! -exclamó- Ahí podré pasar la noche con tranquilidad.

Y se metió dentro del caparazón. Un momento después, cuando estaba a punto de dormirse, oyó pasar a dos hombres; uno de ellos decía:

-¿Cómo haremos para robarle al cura rico todo su oro y su palta?

-¡Yo podría decírtelo! -se puso a gritar Pulgarcito.

-¿Qué fue eso? -dijo uno de los espantados ladrones-; he oído hablar a alguien.

Se quedaron quietos escuchando, y Pulgarcito insistió:

-Llevadme con vosotros y os ayudaré.

-¿Dónde estás?

-Buscad por la tierra y fijaos de dónde viene la voz -contestó.

Por fin los ladrones lo encontraron y lo alzaron hasta ellos.

-A ver, pequeñajo, ¿cómo vas a ayudarnos?

-¡Escuchad! Yo me deslizaré por las cañerías hasta la habitación del cura y os iré pasando todo cuanto queráis.

-¡Está bien! Veremos qué sabes hacer.

Cuando llegaron a la casa del cura, Pulgarcito se introdujo en la habitación y se puso a gritar con todas sus fuerzas.

-¿Queréis todo lo que hay aquí?

Los ladrones se estremecieron y le dijeron:

-Baja la voz para que nadie se despierte.

Pero Pulgarcito hizo como si no entendiera y continuó gritando:

-¿Qué queréis? ¿Queréis todo lo que hay aquí?

La cocinera, que dormía en la habitación de al lado, oyó estos gritos, se incorporó en su cama y se puso a escuchar, pero los ladrones asustados se habían alejado un poco. Por fin recobraron el valor diciéndose:

-Ese pequeñajo quiere burlarse de nosotros.

Regresaron y le susurraron:

-Vamos, nada de bromas y pásanos alguna cosa.

Entonces, Pulgarcito se puso a gritar de nuevo con todas sus fuerzas:

-Sí, quiero daros todo; sólo tenéis que meter las manos.

La cocinera, que ahora oyó todo claramente, saltó de su cama y se acercó corriendo a la puerta. Los ladrones, atemorizados, huyeron como si los persiguiese el diablo, y la criada, que no veía nada, fue a encender una vela. Cuando regresó, Pulgarcito, sin ser descubierto, se había escondido en el pajar. La sirvienta, después de haber registrado todos los rincones y no encontrar nada, acabó por volver a su cama y supuso que había soñado despierta.

Pulgarcito había trepado por la paja y en ella encontró un buen lugar para dormir. Quería descansar allí hasta que se hiciese de día para volver luego con sus padres, pero aún habrían de ocurrirle otras muchas cosas antes de poder regresar a su casa.

Como de costumbre, la criada se levantó antes de que despuntase el día para dar de comer a los animales. Fue primero al pajar, y de allí tomó una brazada de heno, precisamente del lugar en donde dormía Pulgarcito. Estaba tan profundamente dormido que no se dio cuenta de nada, y no despertó hasta que estuvo en la boca de la vaca que se había tragado el heno.

-¡Oh, Dios mío! -exclamó-. ¿Cómo he podido caer en este molino?

Pero pronto se dio cuenta de dónde se encontraba. No pudo hacer otra cosa sino evitar ser triturado por los dientes de la vaca; mas no pudo evitar resbalar hasta el estómago.

-En esta habitación tan pequeña se han olvidado de hacer una ventana -se dijo-, y no entra el sol y tampoco veo ninguna luz.

Este lugar no le gustaba nada, y lo peor era que continuamente entraba más paja por la puerta, por lo que el espacio iba reduciéndose cada vez más. Entonces, presa del pánico, gritó con todas sus fuerzas:

-¡No me traigan más forraje! ¡No me traigan más forraje!

La moza estaba ordeñando a la vaca cuando oyó hablar sin ver a nadie, y reconoció que era la misma voz que había escuchado por la noche. Se asustó tanto que cayó del taburete y derramó toda la leche. Corrió entonces a toda velocidad hasta donde se encontraba su amo y le dijo:

-¡Ay, señor cura, la vaca ha hablado!

-¡Estás loca! -repuso el cura.

Y se dirigió al establo a ver lo que ocurría; pero, apenas cruzó el umbral, cuando Pulgarcito se puso a gritar de nuevo:

-¡No me traigan más forraje! ¡No me traigan más forraje!

Ante esto, el mismo cura también se asustó, suponiendo que era obra del diablo, y ordenó que se matara a la vaca. Entonces la vaca fue descuartizada y el estómago, donde estaba encerrado Pulgarcito, fue arrojado al estiércol. Nuestro amigo hizo ímprobos esfuerzos por salir de allí y, cuando ya por fin empezaba a sacar la cabeza, le aconteció una nueva desgracia. Un lobo hambriento, que acertó a pasar por el lugar, se tragó el estómago de un solo bocado. Pulgarcito no perdió los ánimos. «Quizá -pensó- este lobo sea comprensivo». Y, desde el fondo de su panza, se puso a gritarle:

-¡Querido lobo, sé donde hallar un buena comida para ti!

-¿Adónde he de ir? -preguntó el lobo.

-En tal y tal casa. No tienes más que entrar por la trampilla de la cocina y encontrarás tortas, tocino y longanizas, tanto como desees comer.

Y Pulgarcito le describió minuciosamente la casa de sus padres.

El lobo no necesitó que se lo dijeran dos veces. Por la noche entró por la trampilla de la cocina y, en la despensa, comió de todo con inmenso placer. Cuando estuvo harto, quiso salir, pero había engordado tanto que ya no cabía por el mismo sitio. Pulgarcito, que lo tenía todo previsto, comenzó a patalear y a gritar dentro de la barriga del lobo.

-¿Te quieres estar quieto? -le dijo el lobo-. Vas a despertar a todo el mundo.

-¡Ni hablar! -contestó el pequeño-. ¿No has disfrutado bastante ya? Ahora yo también quiero divertirme.

Y se puso de nuevo a gritar con todas sus fuerzas. Los chillidos despertaron finalmente a sus padres, quienes corrieron hacia la despensa y miraron por una rendija. Cuando vieron al lobo, el hombre corrió a buscar el hacha y la mujer la hoz.

-Quédate detrás de mí -dijo el hombre al entrar en la despensa-. Primero le daré un golpe con el hacha y, si no ha muerto aún, le atizarás con la hoz y le abrirás las tripas.

Cuando Pulgarcito oyó la voz de su padre, gritó:

-¡Querido padre, estoy aquí; aquí, en la barriga del lobo!

-¡Gracias a Dios! -dijo el padre-. ¡Ya ha aparecido nuestro querido hijo!

Y le indicó a su mujer que no usara la hoz, para no herir a Pulgarcito. Luego, blandiendo el hacha, asestó al lobo tal golpe en la cabeza que éste cayó muerto. Entonces fueron a buscar un cuchillo y unas tijeras, le abrieron la barriga al lobo y sacaron al pequeño.

-¡Qué bien! -dijo el padre-. ¡No sabes lo preocupados que estábamos por ti!

-¡Sí, padre, he vivido mil aventuras. ¡Gracias a Dios que puedo respirar de nuevo aire fresco!

-Pero, ¿dónde has estado?

-¡Ay, padre!, he estado en la madriguera de un ratón, en el estómago de una vaca y en la barriga de un lobo. Ahora estoy por fin con vosotros.

-Y no te volveremos a vender ni por todo el oro del mundo.

Y abrazaron y besaron con mucho cariño a su querido Pulgarcito; le dieron de comer y de beber, lo bañaron y le pusieron ropas nuevas, pues las que llevaba se habían estropeado en su accidentado viaje



Elección de este texto: he elegido esta historia porque me recuerda a mi infancia. He de decir que de lo que recordaba de la historia a lo que luego era al leer el texto había bastantes desviaciones, es decir, un texto folclórico absolutamente. Donde cada persona mantiene la parte que recuerda, la que más le llama la atención, olvidando detalles y añadiendo algunos nuevos.

Aunque me parece un cuento sencillo por vocabulario, por el cariz de la trama y porque creo que es largo debería ser para alumnos a partir de 3º  o 4ª de primaria, para que puedan apreciar los detalles e ir desarrollando en su imaginación la historia.

 
Elementos del cuento:
 
-          Resumen del texto: la historia trata sobre una familia que anhela tener un hijo, y con todo su corazón piden que aunque fuese pequeño como un pulgar, tuvieran un hijo. Al final nace ese bebé y al ser tan pequeño usa su tamaño para vivir unas aventuras entre maleantes y animales, que le llevarán a poder regresar con su familia habiendo vivido algunas experiencias únicas.
-          El protagonista es pulgarcito, un ser diminuto con un cerebro muy desarrollado que tiene todas las ideas pícaras del mundo. Los padres y quizás los ladrones. Torpes e insensatos como en casi todos los cuentos.
-          La estructura es sencilla, una introducción de la historia de la familia, y una trama bastante horizontal con varias historietas que van complicando el regreso de Pulgarcito a su casa hasta que finalmente un golpe de suerte hace que lo consiga.
-          La intención del cuento nos va  servir para trabajar desde el punto de vista simbólico.
 
Aplicación en el aula:
 
 
Prepararía una ronda de preguntas para los alumnos:
1.       ¿alguien conocía esta historia? ¿quién lo tiene en casa? ¿os suenan estas ediciones? parecen libros distintos pero son todos el mismo texto, para que comparen las distintas editoriales y ediciones de la historia.
 
Entre todos iríamos haciendo un resumen del libro y anotando en otra cartulina cosas que vamos recordando para ir construyendo una especie de infografía, con los datos principales que nos ayudarán a ver el hilo conductor de la historia.
 
Una actividad que me gustaría hacer es que pensaran en una trama nueva. Desde el momento en el que es devorado por el lobo, antes de llegar a casa, que Pulgarcito viviera una experiencia diferente. A ver qué se les ocurría.
 
El cuentoforum será seguramente muy rico porque podemos hacer muchas preguntas: qué pensáis de cada personaje? es una familia como la que vosotros conocéis? que haríais vosotros si fueráis cada uno de los personajes? cómo os imagináis a la mamá de Pulgarcito? ¿qué situaciones os han llamado más la atención? ¿para qué utilizaríais vosotros ser del tamaño de Pulgarcito? ¿os parece algo divertido?
 



 


Mi segundo texto elegido es:
 
"Una, dola, tela, catola,
quila, quilete,
estaba la reina en su gabinete,
vino Gil apagó el candil,
candil, candilón,
cuenta las veinte que las veinte son
policía y ladrón
uno, dos, tres…"


El motivo de elegirlo es que es algo que me recuerda a mi infancia. Ese momento de a ver a quién le toca. Una forma de contar diferente, que según como movieras el dedo podría ser para una persona o para otra… me parece una canción que nos sabemos todos y con una intención muy clara.

Es muy sencilla, así que podríamos usarlo desde primero de primaria. Me parece además interesante para practicar la vocalización ya que la rima de esta “poesía” puede ayudarles a pronunciar adecuadamente a la vez que se marca un ritmo, rápido y con rima.
 
Es un lenguaje sencillo a la vez que rico y con algunas palabras complejas, porque no creo que todos los niños sepan los que es un candil. Seguramente se pregunten quién es Gil? Como nos lo hemos preguntado alguna vez todos al recitarlo.
 

Trabajo en el aula

Me gustaría trabajar con los alumnos y que todos la recitaran invitando a que en el que finalizara tuviera que recitarla. Es bueno memorizar y también para ir marcando el ritmo. Además me parece un juego bastante divertido. Podríamos volver a este recurso seguramente en otros muchos momentos en el aula. Por ejemplo en elegir el responsable para: repartir los alimentos de media mañana, borrar la pizarra... esas cosas que nos hace felices en el día a día del aula con esta edad.
 
Generaría con ellos un juego de imaginación y les pediría que hicieran un comic donde con las breves frases del texto fueran acompañando dibujos. Creo que es una bonita forma de ver cómo relacionan los conceptos con el texto, de ver como cada uno entiende la realidad o como percibe los objetos, las formas. Me gustaría ver cómo dibujan a Gil o a la Vieja, cómo se imaginan el desarrollo de esta historia.
 
Sería un trabajo bastante compartido con otras asignaturas ya que se relacionaría con otras áreas como el dibujo.

Cuentoforum: sobre este texto vamos a trabajar de una forma divertida, vamos a buscar sentido a cada palabra, por ejemplo: ¿qué pensáis que es una "dola"? ¿y una "catola"?
¿qué pensáis que es el gabinete de la reina? ¿conocéis alguno?
¿qué haríais vosotros si viniera Gil y apagara el Candil? ¿pero quién es Gil? ¿qué es una candil? juguemos a que se imaginen ellos mientras trabajamos el vocabulario del texto.
 

LA CENICIENTA
 
El tercer texto que he elegido es el de La Cenicienta y es por un motivo personal, colecciono ediciones de este cuento desde que era pequeña y mi hija de 3 años ha seguido con este cariño a este libro y se pasa el día disfrazada de ella.
 
La Cenicienta es una historia en narrativa muy tradicional que nos rodea y que podemos encontrar en innumerables recursos. La historia más conocida es la que trató Disney en su película.
 
Por no hacer de este artículo algo tan extenso os indico en este enlace donde podéis leer la versión de los Hermanos Grimm, aunque se pueden encontrar otras muchas: https://www.wattpad.com/41907409-original-la-cenicienta-hermanos-grimm/page/3

 
El motivo de la elección ya lo he comentado al iniciar, creo que tengo estea historia en más de 20 idiomas, en cada país que viajo intento buscar una edición de este texto. Me encanta ver cómo cada uno ilustra a los personajes, qué partes de la historia deciden retratar, cómo presentan los escenarios… pasaría horas leyendo una y otra vez cada versión.
 
La estructura del texto es muy sencilla y por tanto podríamos usarlo desde primero de primaria, pero por las actividades que voy a llevar a cabo en el aula lo he pensado más para alumnos de segundo. Me gustaría leer con ellos la historia original y que fueran haciendo una lista con los detalles que no conocían.
 
La actividad que propongo gustaría también con ellos hacer un juego de Selección de personal. Buscar los “modelos” de este cuento en base a sus personajes y encontrar similitudes con otras historias.
Por ejemplo:

Vamos a enumerar juntos los personajes del cuento. ¿quiénes son los protagonistas? ¿quiénes son los personajes secundarios?

Si pudiérais elegir, ¿qué personaje te gustaría vivir por un rato?

 Sobre Cenicienta ¿qué diríais del carácter de cenicienta? ¿es una persona fuerte? ¿es una persona sociable? ¿cómo es la relación con sus hermanas?

El príncipe: ¿cómo es el príncipe? ¿os parece en esta historia un personaje protagonista? ¿secundario? ¿cómo suelen actuar los príncipes en los cuentos? ¿vosotros conocéis a alguno? ¿os gustaría ser un príncipe?
 
La madrastra: ¿os gusta esta palabra? si yo os digo madrastra, ¿qué pensáis? hacer una lluvia de ideas. ¿alguno de vosotros conoce a alguna en la vida real? ¿es una madrastra alguien como se presenta en el texto? como podemos darle la vuelta y a algo que todos asociamos como una persona malvada...

Las hermanastras:¿os gustaría a vosotros tener una hermanastra? ¿alguno conoce alguna? ¿qué pasaría si a vosotros os tratasen como ellas tratan a cenicienta? ¿qué os parece como se comportan entre ellas? ¿cómo se comportan con Cenicienta?

 
Me gustaría que ellos mismos me plantearan un final distinto al texto así que les plantearemos: una vez que vosotros habéis leído el texto, ¿cómo os gustaría que acabase?  En la asignatura de Expresión Oral del año pasado escribí un cuento de Cenicienta versionado, cambiando los deseos de Cenicienta. Aumentando su garra y su personalidad. Buscando dar un merecido final a los personajes malvados pero desde un punto de vista intelectual, no agresivo como en la versión original. Me pareció una actividad muy creativa y que me gustaría proponer a los alumnos.

Además creo que para ellos, compartirlo en voz alta, con toda la clase sería un buen momento para practicar su lectura y su oratoria.
 

CONCLUSIONES:
 
Esta tarea me ha parecido muy interesante. He tenido que buscar muchísima información y me ha sorprendido, porque se me ha olvidado mucho de lo que aprendí de niña que podría haber usado. Me ha invitado a cuestionarme y plantearme objetivos como madre y educadora. Me gustaría ser capaz de contarle estas historias a mis hijos con la naturalidad que lo hacían en nuestras familias.
 

Me gustaría ser capaz de continuar con esta historia tan nuestra, contando estos textos que dicen tanto de nuestra infancia y de la de otra mucha gente. Es como un nexo común que tenemos las personas y me parece un vínculo muy bonito.
 
Además creo que este tema puede dar mucho juego en el aula. Se me ocurre que también a nuestros alumnos podríamos hacerles que prepararan una tarea y es que les preguntaran a sus padres, por separado si es posible, un texto folclórico que recuerden. Ir compartiéndolos en clase y analizando si algunos se repiten entre los que nos cuenten los padres si puede ser por la edad, por el sitio de donde vienen, su país de origen…

Creo que podría ser muy interesante y aprenderíamos los unos de los otros.
 

Bibliografía:
 

Labajo I. Guía de trabajo.

Labajo I Teoría de la Asignatura

Recurso web:
 

https://www.biblioteca.org.ar › libros

https://www.lavanguardia.com/cultura/20160701/402900598712/cenicienta-hermanos-grimm-misterio.html
 

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